SOL Y LUNARES EN NIÑOS
Se va acercando la primavera, y muchos padres nos preguntan por cómo deben proteger del sol a sus hijos.
Existen diferentes factores de riesgo para desarrollar cáncer de piel tipo melanoma en la edad adulta, como la piel clara con tendencia a quemarse y no a broncearse, el pelo y ojos claros o los antecedentes familiares de melanoma.
Pero hay otros dos factores de riesgo que cobran especial importancia en la edad infantil: las quemaduras solares y el número de lunares (o nevus melanocíticos). En cuanto a las quemaduras solares, numerosos estudios han establecido claramente que los episodios de quemaduras solares en la infancia son un claro factor para desarrollar melanoma en la edad adulta. Por otro lado, parece claro que a mayor número de nevus melanocíticos existe más probabilidad de que alguno de ellos degenere a melanoma.
Pero hay otros dos factores de riesgo que cobran especial importancia en la edad infantil: las quemaduras solares y el número de lunares (o nevus melanocíticos). En cuanto a las quemaduras solares, numerosos estudios han establecido claramente que los episodios de quemaduras solares en la infancia son un claro factor para desarrollar melanoma en la edad adulta. Por otro lado, parece claro que a mayor número de nevus melanocíticos existe más probabilidad de que alguno de ellos degenere a melanoma.
¿Qué motiva un mayor número de lunares o nevus melanocíticos?
Existe un componente genético sobre el que no podemos actuar, y frecuentemente nos encontramos familias enteras con numerosos nevus melanocíticos en programas de seguimiento con dermatoscopia digital (técnica para monitorizar las personas con muchos lunares). Sin embargo, existe un componente sobre el que sí podemos actuar para limitar en la medida de lo posible la aparición de lunares: el SOL. En los últimos años se han publicado varios artículos científicos que objetivan que los niños que exponían frecuentemente al sol de forma intermitente ciertas zonas del cuerpo, como por ejemplo la espalda o los brazos, tenían más nevus en esas zonas que los niños que no se exponían intermitentemente al sol. No nos referimos sólo con “exposición solar intermitente” a la del verano en playas y piscinas, sino que también se incluye bajo este término, por ejemplo, la exposición al sol que realizan los niños durante todo el año cuando realizan diversas actividades o deportes al aire libre, como el fútbol, tenis, atletismo, entre otros.
Por lo tanto, la fotoprotección es IMPORTANTE en todas las épocas del año, no sólo en verano, siempre que niños (y también adultos) vayan a pasar un tiempo prolongado al aire libre, entrenando, jugando, o practicando cualquier actividad.
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